Para sorpresa de muchos, los coches Bugatti hace años que dependen del gigante alemán que es Grupo Volkswagen. Desde el año 2000, el fabricante teutón controla diseño, producción y comercialización de los coches Bugatti en todo el mundo. Tanto los modelos de lujo como los de competición.
Y es que, a pesar de su solera, su respeto y su tradición, Bugatti no pudo cumplir el siglo de antigüedad por su cuenta. Creada en 1910, alcanzó los 90 años de forma independiente. No obstante, desde el Grupo Volkswagen han respetado la tradición de una marca que combina lo mejor de Francia, de Italia y de Alemania. Aunque la sede de Molsheim-Dorlisheim en Francia es innegociable.
Bugatti Chiron
El Bugatti Chiron es uno de los dos modelos que tienen la casa Bugatti en el mercado. Además, lo tiene recién salido del horno, pues se lanzó, tras una espectacular presentación en el Salón del Automóvil de Ginebra. El sucesor del Bugatti Veyron, no dejó a nadie indiferente desde su salida al mercado. El Bugatti Chiron ha venido para quedarse.
Y se queda pero no de cualquiera manera. Lo hace sobre un motor 8 litros y W16 con 1.500 CV (sí, has leído bien), a pesar de los cuales, la marca está en disposición de garantizar una conducción segura y cómoda. Lo es porque es más alto y más ancho que el Bugatti Veyron, lo que ofrece una estabilidad superior. Pero también un interior más amplio y una ergonomía excelsa para el piloto.
Su diseño exterior, para los fans de la marca, está inspirado en un mito como es el Bugatti Type 57SC Atlantic. Cómo será el nivel de precisión y excelencia de su diseño, que los neumáticos se pruebas en instalaciones aeroespaciales. Obviamente, el tamaño de estas ruedas es descomunal: 285/30 R20 delante y unas impresionantes 355/25 R21 detrás.
En comparación con el Bugatti Veyron, el nuevo Bugatti Chiron ha incrementado el 25% la potencia de su predecesor. A ello ayudan los siete turbocompresores que le permiten alcanzar una velocidad máxima de 420 kilómetros por hora. Y eso que está limitada. Obviamente, la tracción del Bugatti Chiron es integral. La potencia es enviada a los ejes, gracias al doble embrague de siete marchas de su caja de cambios.
Y es que el Bugatti Chiron adapta la última tecnología de la Fórmula 1 en su propio beneficio. Por ejemplo, sus frenos de carbono con una base de carburo de silicio, son el último grito en el sector. Un freno que potencia la suavidad de la frenada y disminuye sobremanera la corrosión.
Además cuenta con un chasis adaptado con 5 programas de conducción que permiten aprovechar el vehículo al máximo, dependiendo de la forma de conducir, de la zona en la que estés o el recorrido que vayas a hacer. Este sistema permite, desde cambiar la firmeza de los amortiguadores, a la dirección asistida, pasando por la tracción a las cuatro ruedas o el control de estabilidad.
Bugatti Veyron
El Bugatti Veyron era la joya de la corona de los coches Bugatti. Hasta la llegada del Bugatti Chiron. Es más, éste último sustituyó al Bugatti Veyron, que dejó de fabricarse. El último modelo que salió de la casa Bugatti fue el Veyron 16.4, un deportivo delicioso que ya es leyenda y pieza codiciada para coleccionistas.
El Bugatti Veyron contaba con un motor W16 en dos bloques de 8 cilindros en V estrecha. Cuatro turbocompresores alimentaban a un motos que llegaba a mover 7.993 centímetros cúbicos. Una pasada. Para ello contaba con una transmisión de doble embrague y 7 marchas, con tracción permanente a las cuatro ruedas.
Para hacernos una idea de lo que era el Bugatti Veyron, hay que echar un ojo a los neumáticos Michelin PAX Run Flat que la firma diseñó para que el Bugatti Veyron rodara a los 408 kilómetros por hora que podía alcanzar. Cada juego de neumáticos tenía un valor aproximado de 25.000 dólares. Y ojo, estos sólo podían montarse en Francia y este servicio costaba 70.000 dólares.
Es decir, rodar con el Bugatti Veyron en circuito, se iba a 100.000 dólares la vuelta. Exclusivo no, lo siguiente. Pero claro, quien se lo puede permitir, le vale la pena. Y lo hace porque es un coche de 1888 kg, con un agarre y una conducción no vistas antes. Por no mencionar que alcanza los 100 km por hora en 2,46 segundos.
De hecho, este Bugatti Veyron 16.4 Grand Sport Vitesse consiguió batir el Record Guinness de velocidad máxima. Lo había logrado en 2007, pero un SSC Ultimate Aero se lo arrebató, alcanzando los 411,76 km/h. Sin embargo, con una versión especial con 1.200 CV y 7.500 rpm. Su exterior de fibra de carbono redujo al máximo el peso y permitió al Bugatti Veyron llegar a los 431,086 km/h.
Poco le duró la alegría, pues un Hennessey Venom GT se lo volvió a arrebatar, cuando alcanzó los 435,21 kilómetros por hora.
Algunos de los diseños especiales que se han hecho de este Bugatti Veyron son:
- Bugatti Veyron Centenaire
- Bugatti Veyron Grand Sport Sang Bleu
- Bugatti Veyron Sang Noir
- Bugatti Veyron Pur Sang
- Bugatti Veyron Vinceró
- Bugatti Veyron Grand Sport Matte White
- Bugatti Veyron Super Sport
- Bugatti Veyron Venet
- Bugatti Veyron Vitesse
- Bugatti Veyron 16.4 Grand Sport Vitesse
El Bugatti Veyron 16.4 Grand Sport Vitesse también tuvo, por momentos, el honor de ser el coche más caro del mundo. Su precio, 2 millones de dólares, sin incluir los impuestos, fue superado con el paso de los años por modelos como el Lamborghini Veneno, el Mayback Exelero o el Lykan HyperSport.
A pesar de ello, la huella que ha dejado el Bugatti Veyron 16.4 Grand Sport Vitesse y como pasará a la historia, es por ser el mejor coche del mundo. Para empezar, porque su fabricación sigue siendo limitada, lo que le da una exclusividad que otras marcas han perdido. 500 unidades en modelo coupé y otras 300 en su versión cabriolet son las que salían de Francia cada año.